Protagonistas y protagonismos

 

Lo público es inherente a la vida en sociedad. La privacidad solamente es imaginable en casa y con los nuestros. Lo cierto es que en ambos escenarios, cada quien juega papeles determinados; por ejemplo, hijos, hermanos, padres, abuelos, dirigentes, comerciantes, profesores, estudiantes, o comunicadores. Una vez fuera de casa, somos personajes públicos; y es comprensible que nuestro quehacer en la barriada o colonia, el municipio, el estado o el país, sea relevante en mayor o menor grado. El impacto de esa tarea sobre los demás define el papel de cada quien en el presente y el porvenir.

Gobernantes y políticos encumbrados, así como grandes empresarios, son principales en cualquier país. Sus pronunciamientos, acciones u omisiones tienen repercusiones trascendentales; de ahí que su compromiso hacia el bien común –o todo lo opuesto–, sea aspecto esencial. Pero aquí quiero destacar que, con frecuencia, el protagonista cae en el protagonismo, y eso es pernicioso porque reposa en el egocentrismo y redunda en la penosa politización de los temas.

En efecto, el protagonismo es insano no sólo para los involucrados sino para la comunidad. Viene a colación algo reciente. El pasado viernes 10, un conocido medio, antes prestigiado, Aristegui Noticias, ofreció una función circense, que mal etiquetó como “debate”, donde un participante fue el titular de la Fiscalía General de la República (FGR), Dr. Alejandro Gertz Manero, y otro un recurrente opinante en dicho medio, Edgardo Buscaglia. Moderó la Sra. Carmen Aristegui. La discusión giró en torno a la labor de la fiscalía, juzgada por más de uno como lenta e ineficaz, en contraste con el quehacer de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, percibido como rápido y eficaz.

Es de largo conocido el cometido del titular de la UIF, Dr. Santiago Nieto Castillo; no solamente durante la presente administración sino en otra tan llamativa como la peñanietista. Tanto, que con su trabajo llegó a pisar “callos” de ese gabinete, concretamente por el vínculo Odebrecht-Lozoya, y que quizás por ello fue despedido del encargo. Hacia 2018, el gobierno de la 4T reconoció su experiencia y le invitó a colaborar. También es reconocida la trayectoria del Dr. Gertz, en diversos encargos gubernamentales, que le valió ser elegido por el Congreso de la Unión como primer fiscal de la Nación en 2019. ¿Cuál es el problema, entonces?

Se argumenta que el Dr. Nieto, símbolo de la lucha anticorrupción en México, ha transitado hacia un protagonismo indebido, no sólo por ventilar en medios los asuntos de su oficina, sino por actuar más allá de su atribución. Para algunos, lo anterior es sinónimo de transparencia, y se contrapone a la actuación de la FGR, cuya presunta opacidad es meritoria de desaprobación. La diatriba, no obstante, parece tener como característica la ignorancia de protocolos del debido proceso.

Me atrevo a pensar que, cansado de la crítica a la vez que inconforme con el proceder de la UIF, el Dr. Gertz decidió aclarar las cosas y pensó que lo lograría por vía de su presencia en medios. Sin embargo, cayó en una celada. Idealmente, un debate ocurre entre pares y al cuidado de una moderación imparcial; y con argumentos de las partes, se gana o se pierde. En este caso, la discusión se tornó inequitativa: un funcionario de alto rango frente a un impar y una moderadora que pronto tomó partido. Si el fiscal lograba su propósito, ganaba nada, y si no, perdía todo; si el dueto Buscaglia-Aristegui lograba su objetivo, ganaba todo, y si no, perdía nada. Lamentable. Adicionalmente, al expresar en un medio su rechazo al actuar del Dr. Nieto, el fiscal cometió el mismo error: politizar la justicia.

El lunes 13 de julio, el presidente Andrés Manuel López Obrador fue cuestionado acerca de las declaraciones del Dr. Gertz en el mencionado circo mediático…, digo, en el “debate”. Como era esperado, el primer mandatario apeló al acuerdo y la conciliación entre los actores. Coincido con el presidente, pero en adición vale la pena sugerir que ocurra una reflexión urgente al interior del gobierno –federal, estatal y municipal– así como en los ámbitos propios de otros entes.

El protagonismo de muchos está tensando demasiado el hilo de la tolerancia ciudadana. Parece olvidarse que antes de los intereses personales o de grupo están los intereses de la nación. En lo privado cada quien puede hacer de su vida un cucurucho, pero en el espacio público la responsabilidad para con el logro de un país mejor es mayúscula; y esto lo sabemos todos. El reto es ser protagonistas sin protagonismos.

Fuente de imagen: Impacto.mx
Twitter: @RicSantes Fecha de publicación en otros medios:

Plumas Libres, 13-jul-2020

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