Pacto por México, o «comenzar como es debido»: Mandando los mismos

DSCF1565-8x45

Ricardo V. Santes Álvarez

 

Comenzar como es debido

En días pasados, Manlio Fabio Beltrones Rivera, coordinador de la bancada priísta en la Cámara de Diputados, llamó a escribir una página de civilidad a partir del 1 de diciembre. El influyente legislador declaró que “conviene a todos que el periodo de gobierno comience como es debido y espera la ciudadanía”.

Habrá que preguntar a este legislador y su bancada si acaso “lo debido” sea:

1. Instrumentar un impresionante cerco para un presunto acto republicano de transmisión de poderes;

2. Golpear a un vecino del área de San Lázaro, donde se ubica La Casa del Pueblo, sólo por cuestionar a la autoridad sobre qué precepto legal esgrimía para obstaculizar el libre tránsito. Y luego del hecho,

3. Declarar ignorancia sobre quién ordenó el operativo. Y finalmente,

4. Protestar el nuevo ungido como presidente en forma precipitada y al cobijo de los “representantes populares” de siempre, a quienes lo que menos importa es el interés general.

 Posiblemente para ellos eso sea lo correcto. Pero no para otros legisladores, cuyas protestas en el Congreso fueron censuradas internamente mediante una estrategia convenenciera, y externamente a través del apoyo de televisoras conniventes. Tampoco eso es lo apropiado para muchos ciudadanos.

 Si, como pregonan los gobernantes en sus fastidiosos spots, trabajan para que la gente “viva mejor”, no veo por qué deban protegerse de la propia sociedad con vallas, guaruras y un amedrentador aparato policiaco. Porque la gente común no posee aperos y conocimiento de estrategias violentas superiores al instrumental y entrenamiento que poseen las fuerzas del orden. Si el gobernante considera que ha actuado bien y en beneficio de la sociedad, ¿por qué cree que su persona peligra?

 Lo menos imaginable es que la sociedad espere de un “nuevo PRI” la reprobable toma de distancia de la problemática cotidiana por la que parece inclinarse el “nuevo gobierno”.

 

 “Haiga sido como haiga sido”

 Desde el mes de julio muchos se han preguntado si las elecciones solamente sirven para vestir de legalidad decisiones tomadas por las elites del poder, a quienes mueve el propósito de seguir manteniendo los privilegios. Las lecciones de la pasada contienda electoral no pueden ser más decepcionantes para quienes asistieron a las urnas con el afán de participar en un proceso democrático, sin una filia partidista ni la expectativa de un beneficio personal. Buscaron con su voto contribuir a consolidar una incipiente democracia mexicana. El resultado ya lo conocemos.

 El cambio de administración en México se consumó sin mayores contratiempos. El PRI retornó a la presidencia, regresando al PAN al sitio que parece ser su nicho natural: la oposición. Por el bien del panismo y de la democracia mexicana, es deseable que una profunda reflexión lleve a los dirigentes azules a retomar la actitud de una auténtica oposición: vigilante, crítica y proponente.

 Frente al hecho, y pese a los cambios de color y las supuestas diferencias en cuanto a experiencia de conducción de la cosa pública, es destacable que el recién investido comienza de la misma forma en que su antecesor terminó, es decir:

1. Rechazado por un amplio sector, que le juzga carente de legitimidad y sostenido por acuerdos cupulares;

2. Separado de la realidad social por ignominiosas vallas y por un impenetrable cuerpo de seguridad;

3. Asumiendo la primera magistratura bajo similar tónica: “haiga sido como haiga sido”.

 

 Nulas esperanzas de un auténtico cambio

 La administración priísta nace vacía de perspectivas de un mejor futuro. Lo muestra un gabinete conformado por personajes que únicamente anuncian el regreso a las viejas prácticas. En el sensible tema de la seguridad interna, demasiado pronto se presenta la agresión desmedida hacia ciudadanos cuyo pecado es manifestarse por las únicas maneras en que la autoridad se digna tomarles en cuenta.

 La memoria reciente indica que el medio de contacto entre los gobernantes y el pueblo no será ya más la interlocución válida en la Casa del Pueblo, ni el discurso en la plaza pública; mucho menos el trato cara a cara. En lo sucesivo, parece que el recurso más socorrido para quien ejerce el poder será la televisión y otros medios virtuales, a través de los cuales se pueda dibujar un país de embeleso, donde todo se hace en beneficio del pueblo gracias al trabajo intachable de la autoridad.

 Pero la realidad rebasa cualquier mascarada. Como se dice coloquialmente, “el horno no está para bollos”: el crimen organizado sigue actuando y en estos momentos ya hay nuevas víctimas. Si el gobierno entrante pretende seguir promoviendo un país de fantasía en vez de buscar el desarrollo integral, y si se dedica a perseguir ciudadanos inconformes en vez de cumplir con su obligación de combatir los verdaderos problemas, la situación va a empeorar.

 

Más bien, comenzar como no se debe

 El sector que simpatiza con el nuevo ocupante de Los Pinos posiblemente juzgue que se ha iniciado correctamente. Para otros sectores, el gobierno que llega se posicionó por vías impropias, y arranca como un irremediable que hizo uso de todos los recursos a su alcance para lograr el objetivo.

 En todo caso, las obras determinan desempeños y, por lo visto en las primeras horas, habrá que informarle al legislador Beltrones que el régimen priísta no ha iniciado como es debido, sino todo lo contrario. Claro, se ha firmado ya una carta de buenos deseos, el Pacto por México, entre el Titular del Ejecutivo y las tres principales fuerzas políticas (aunque se dice que Jesús Zambrano firmó a título personal). Curiosamente, el primer acuerdo es el que plantea el logro de una Sociedad de Derechos y Libertades, en donde se incluye la defensa de los derechos humanos como política de Estado. Si son auténticos tales deseos, ¿Por qué no hacer honor al Pacto sin mayor dilación, y ordenar el freno inmediato al maltrato de civiles que ocurre hoy, en vez de esperar a crear “una instancia federal que permita…” o aguardar a que se legisle una ley en materia de Reparación del Daño?

 Desearía equivocarme, pero sostengo que lo que hoy cambia se hace para que mañana siga igual. O tal vez peor. Y la razón es una sola: desde hace décadas, quienes mandan en México son los mismos.

Twitter: @RicSantes

 Ver: Infolliteras


También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *