México: El jefe… ¿no se equivoca?

Quadratin

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Hacia adelante, sí queremos que se revise la averiguación […] si los procedimientos son correctos. Pero [los especialistas del GIEI] también vienen como coadyuvantes, también vienen a encontrar esa verdad de la que estoy hablando y entonces hoy [les extendieron] seis meses; si están aquí los expertos, entonces queremos que también nos den las líneas que vamos a investigar, y queremos que nos guíen o nos lleven hacia esas conclusiones para podérselas dar, todos juntos, a los papás, a los familiares y a todo México. Ya no es solamente decir si estuvo bien o no el proceso, sino también que nos den esas líneas -para eso están aquí- [respecto a qué sucedió] exactamente allí en Ayotzinapa. [… S]ería un grave error, porque así se quiere señalar, el desvirtuar, el decir que está mal hecho [el informe del GIEI], lo que vamos a comprobar es si tienen razón o no. […] No estamos ocultando absolutamente nada, Ciro, y lo que se tenga que hacer lo vamos a hacer, porque… pues te diré yo, que… pues ya basta de señalar sólo al gobierno de la República que no tiene absolutamente nada que ver.

(Miguel Ángel Osorio Chong, Srio. de Gobernación. Entrevista en Radio Fórmula, 26 de octubre de 2015).

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El jefe siempre tiene la razón; nunca se equivoca. Y si se equivoca, vuelve a mandar y se acabó. Ese conocido eslogan, tan asimilado en el imaginario social, tiene pesada connotación política. En muchos países, se lleva hasta en la médula el hecho de que una figura de autoridad siempre debe ser regalada con la razón absoluta; pues cuidado con pensar siquiera que comete equivocaciones. Si alguien está errado será cualquier otro, menos el jefe, la autoridad. Bajo esta premisa, aquellos en cargo de influencia se arrogan la soberbia de ignorar, menospreciar y hasta soterrar, cualquier postura que no sea la propia.

México no está exento de tal consigna. Al contrario, parece que en este país se exacerba la convicción de ver a quien ejerce un cargo público como infalible gran protector. Si el Sr. Jesús Murillo Karam, cuando procurador general de la República (antes de cansarse), afirmaba contundente que los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, habían sido incinerados en el basurero del vecino municipio de Cocula, esa era la explicación única y así debía asumirse por todos. Aun más, era la “verdad histórica”; sesuda, indubitable, científicamente probada. No había posibilidad que alguien en sano juicio pudiera refutar el informe del ex-fiscal respecto a la suerte de los jóvenes. No, porque en el Estado mexicano solamente el gobierno contaba (y cuenta) con los recursos necesarios para dar formalidad a la indagatoria sobre los dolorosos acontecimientos del 26 y 27 de septiembre de 2014, en Iguala.

Sin embargo, el peso de la sospecha sobre la investigación realizada, su rechazo tajante por parte de los padres y familiares de los estudiantes desaparecidos, de la mano del inmediato reclamo internacional por conocer la verdad-verdad, llevó a la administración federal a admitir la pertinencia que instancias externas coadyuvaran en la labor; en este caso, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

La incomodidad no tardó en surgir, pues los científicos extranjeros, al realizar un trabajo distante de componendas, ataduras políticas y cualquier tipo de sumisión jerárquica, pronto encontraron diferencias sustanciales respecto a la palabra oficial. El rechazo gubernamental al informe del GIEI, cobijado por voces y plumas orgánicas, como el mismo entrevistador en la cita al inicio de esta nota, reveló la furibunda respuesta del sistema al desafío que se abalanzaba sobre un anquilosado statu quo doméstico, el que la autoridad siempre tiene la razón, que nunca se equivoca.

Las declaraciones de Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de gobernación, de que “hacia adelante” el gobierno sí quiere que se revise la averiguación, desvela que anteriormente (“hacia atrás”) ¡no quería intervención alguna del exterior! Pero ¿es que acaso México está comprometido a ser actor principal del entorno mundial (Meta V. del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018: “México con responsabilidad global”) solamente en aquello que le conviene, pero no en lo que le resulta inconveniente? No lo creo. El país está inmerso en la así llamada Comunidad Internacional y, como tal, goza de derechos pero también debe asumir responsabilidades. El compromiso con los derechos humanos, la democracia, la libertad de expresión, y la verdad, no se circunscriben a las fronteras nacionales; de manera que no hay motivo para rasgarse las vestiduras con actitudes parroquiales de soberanía. Menos, cuando sabemos que a esta administración, como a las anteriores, lo que nada ha importado en otros rubros es, justamente, la soberanía nacional.

Está en lo cierto el secretario Osorio Chong al decir flemáticamente “ya basta de señalar sólo al gobierno de la República”, pues es claro que hay otras instancias relevantes para el esclarecimiento de los hechos. En lo que parece no asistirle certeza al secretario es en afirmar que en el asunto Iguala-Ayotzinapa el gobierno federal “no tiene absolutamente nada que ver”, pues aparte de que estuvo enterado de los pormenores del caso en el momento que acontecían, según evidencia ventilada, ha sido acérrimo defensor de uno de los presuntos actores principales de la señalada tragedia: el ejército mexicano.

Aún hay camino que recorrer hasta llegar a conocer la realidad del caso. Ojalá que, si como dijo Osorio Chong “No estamos ocultando absolutamente nada”, se sirva abrir de par en par las puertas del sistema (y de los cuarteles, que para ello basta la buena voluntad del “comandante supremo”) y permita una indagatoria limpia que permita a los mexicanos y al mundo recuperar, aunque sea un poco, la confianza en las instituciones. Sería un precedente sin igual para corroborar, finalmente, que el gobernante también se equivoca, y que en vez de asumir la máxima de “si no están conmigo, están contra mí”, acepta enmendar el camino. Al tiempo.

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Fecha de publicación en otros medios: 28 octubre y 15 de noviembre 2015

Ver: Plumas LibresInfolliteras, Los Angeles Press

Twitter: @RicSantes

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