¿Misión Cumplida, o No Te Preocupes, Humberto?

Cuartoscuro

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Estamos viendo que un evento de esta naturaleza, en el que no tenemos suficiente información, debe obligarnos a tener serenidad y, al mismo tiempo, evitar hacer prejuicios que estén lastimando a las personas. En el PRI no tenemos una acusación al respecto, no generamos prejuicios, pero tampoco exoneramos a las personas

(Manlio Fabio Beltrones Rivera, presidente del PRI, en referencia a la aprehensión del ex-presidente del partido, y ex-gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, El Universal, 18 de enero de 2015)

 

El adagio de que la justicia es ciega es lugar común en los giros teóricos del lenguaje jurídico. Significa, simple y sencillamente, que la impartición de justicia ni favorece ni perjudica a nadie sino que pone a todos en un marco de certidumbre por razón de la Ley. La justicia se brinda de manera imparcial, y se materializa por vía de un juez actuando sin filias ni fobias, sin recomendaciones ni consignas; solamente, apegándose a la Ley.

En la práctica, ¿dónde ocurre eso? Tal vez en algunos países democráticos, pero raramente en México. Aun cuando nos vanagloriemos de vivir en una democracia, no hay rincón del país donde no existan muestras del pésimo esquema de impartición de justicia. Ejemplos que ilustran esa penosa situación sobran; entre los casos sonados más recientes están el del mandamás del narcotráfico, Joaquín Archivaldo Guzmán Loera (Don Joaquín, para los custodios del Altiplano, al menos para los que lo “vigilaban” en 2015) y el del ex-mandamás de Coahuila y del PRI, Humberto Moreira Valdés. A pregunta sobre el comportamiento del sistema en esos casos, la respuesta revela la absoluta incertidumbre en que los mexicanos nos encontramos: ha funcionado mal, muy mal.

El capo de Sinaloa

Joaquín Guzmán Loera fue aprehendido en Guatemala, en 1993, durante el sexenio de Carlos Salinas, y se fugó en enero de 2001, en la administración de Vicente Fox, del penal de Puente Grande, Jalisco. Fue recapturado durante el sexenio actual, en febrero de 2014, y volvió a fugarse en julio de 2015 del penal del Altiplano, Estado de México. En este mes, ha sido re-aprehendido, según se dice, gracias a una sofisticadísima operación de inteligencia denominada “Kate, te cuidaré más que a mis ojos”… digo, Operación Cisne Negro.

Veremos por cuánto tiempo Don Joaquín concede al gobierno de Enrique Peña Nieto el gusto de saludarle por las mañanas. Porque seguramente el licenciado Osorio, ahora sí, pasará por el Altiplano a darle los buenos días al poderoso personaje y luego irá presuroso a ofrecer el parte a su jefe, en el sentido que el pajarito sigue en la jaula. Y es que sería imperdonable (ahora sí de veras, pero de veras) que se vuelva a ir.

Al momento de su última aprehensión todo fue felicidad, las armas nacionales se habían cubierto de gloria. Besos y abrazos en las alturas. En el olvido quedaron los por qué, cómo, quiénes, y los how much and to whom? de su escapada previa. ¿Extradición a Estados Unidos? Sí, tal vez, aunque tardará un poquito, ¿eeh? Quizá lo que concluye este sexenio, o un poco más.

El capo de Coahuila

Humberto Moreira Valdés fue aprehendido por la policía en operativo sorpresa. Tan sorpresivo que el ex-mandamás del PRI no tuvo oportunidad de realizar acción evasiva alguna. Se le acusa de cuatro delitos: blanqueo de capitales, malversación de caudales públicos, cohecho y organización criminal; sobre esto último, se arguye que sus vínculos con el crimen organizado permitieron a los delincuentes extender su red en Estados Unidos. Al respecto, en declaraciones a los medios, la diputada del PRI, Ivonne Ortega, aseguró que el proceso legal que enfrenta su correligionario es un asunto de la justicia y el presunto involucrado, pues “Si bien fue presidente del partido, es un tema personal que tendrán que tratar él y sus abogados. Nosotros, como partido, estamos concentrados en lo que se tiene que hacer, en lo que verdaderamente importa”… ¡Ups!

Por su parte, el actual presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones aseguró que, si Don Humberto lo solicita como militante, el partido le dará el apoyo necesario. Abundó que esperaba que la justica, “en el lugar donde actúe, lo haga con puntualidad, pero también con esmero de privilegiar las pruebas”.

Pero, entonces… ¿qué pasó con el sistema judicial mexicano? ¿En este caso sí funcionó?

¡Aah!, es que olvidé mencionar que la aprehensión de Moreira no ocurrió en México, sino en España y que allá está siendo sometido a proceso. Es decir, que el Sr. Beltrones espera que la justica, en donde sí actúa (esto es, en España) lo haga con puntualidad, pero también con esmero de privilegiar las pruebas. Claro, no pensaba en México.

Pues resulta que el maestro Moreira fue interceptado por la policía española en el aeropuerto internacional de Barajas, en Madrid, cuando de México iba, ingenua, sanamente y con sus libras bajo el brazo, a una escuela ibérica, a resolver asuntos relativos a sus “estudios de posgrado”; parece que a presentar ¡su tesis doctoral! Caramba, con esa aprehensión nos han quitado a un activo intelectual; y luego nos quejamos que en México hay fuga de cerebros.

Puede ser que, por acá, lo que hubiera ocurrido es que el ex-gobernador y ex-presidente tricolor habría recibido el consolador No Te Preocupes, Humberto, tan de moda en esta época. Lo tranquilizante para él es que cualquier acusación en su contra será debidamente lavada, digo, atendida, por el actual gobernador de Coahuila quien, cosas del destino, es su meritito hermano. Ya se apuesta que, en México, la cosa no pasará a mayores… para eso es la familia ¿no?, faltaba más.

Pero ¿en qué se parecen los casos de Don Joaquín y Don Humberto, amén de que ambos son “dones” en sus terruños, y motivo de infinidad de habladurías? En su contribución para el periódico Sin Embargo, del 19 de enero, Gustavo De la Rosa arroja algunas luces:

Los casos penales más significativos que van en el año son los juicios contra Joaquín Archivaldo Guzmán Loera y Humberto Moreira Valdés, y nuestra justicia es incapaz de procesarlos mientras ambos son presuntamente responsables de delitos muy similares en Estados Unidos.

En una palabra, el sistema de justicia penal mexicano es INCOMPETENTE, Ni más ni menos. Gustavo De la Rosa detalla que el estado de Texas acusa a Moreira Valdés de lavado de dinero por la friolera de 35 millones de dólares que robó al erario de su vecino Coahuila, y por su presunta vinculación con la delincuencia organizada que introduce droga a Estados Unidos. Mientras que a Guzmán Loera una corte de California le ha imputado cargos de lavado de dinero y conspiración para transportar cocaína. ¡Muy parecidos los muchachitos! Lo cierto es que, como indica De la Rosa, en tanto no se dicte sentencia, ambos son presuntos inocentes.

Por supuesto que, en México, uno de los dones ya es culpable por decreto. “Misión cumplida: lo tenemos”, dijo el presidente a través de su cuenta de Twitter, el ocho de enero. En tanto que otro es inocente por derecho de sangre: “La representación mexicana en España, velará porque el caso del señor Moreira Valdés se apegue al debido proceso y con respeto a sus derechos humanos”, comunicó la Secretaría de Relaciones Exteriores el pasado día 15, luego de ser informada de la detención por las autoridades de ese país, y de que la Policía Nacional Española alardeara, vía Twitter también, #misióncumplida.

Si las cosillas hasta aquí descritas fueran similares a temas tan sofisticados (y por ello, fáciles de abordar en el rollo político barato) como por ejemplo, el cambio climático, ya estaríamos escuchando, tal vez desde Abu Dhabi o cualquier otro sitio en el extranjero, baladronadas como “México asume su responsabilidad global de cara a [la justa impartición de justicia]”

Sí… algún día. Mientras tanto, aquello de que la justicia es ciega seguirá siendo un excelente tema de debate teórico en nuestro querido México.

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Fecha de publicación en otros medios: 20 de enero de 2016

Ver: Plumas Libres

Twitter: @RicSantes

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