La casa en llamas

La seguridad se convierte en botín cuando las autoridades hacen la política de “no veo, no oigo y no hablo”. Efectivamente, asirse de endebles argumentos afirmando “el falso repunte de la violencia” indica el empecinamiento por fortalecer popularidades ante eventuales candidaturas, aunque la casa esté en llamas y disimulen el agobio de miles de ciudadanos sin tregua de paz que les garantice el regreso seguro a casa y sin amenazas de delitos. Inseguridad y violencia, sea en la capital o en el resto del país, son reflejo de la corrupción, el empobrecimiento, la falta de competitividad y la carencia de oportunidades.

(Seguridad en punto muerto. Semanario Desde la Fe. Domingo, 16 de octubre de 2016)

 

El pasado domingo el semanario Desde la Fe, órgano de difusión de la iglesia católica, publicó su editorial titulada “Seguridad en punto muerto”, en la cual se lanza a la yugular del gobierno en turno. No es la primera vez, y seguramente no será la última. Y puedo aseverar que, esta vez, lo hace con fortísimos argumentos; porque no habrá “quien se atreva a tirar la primera piedra” (diría el clásico) para negar que el país está incendiado por la imparable violencia. Parece que nadie es capaz de instrumentar alguna estrategia mínimamente viable para lograr apaciguar el instinto de agresión, el ánimo de causar daño al prójimo en cualquier oportunidad, sabiendo que, al fin y al cabo, no habrá consecuencias.

Hasta en las cosas más banales nos damos cuenta que algo anda muy mal en nuestro querido México. Por caso, somos testigos del surgimiento diario de los “lores” y las “ladies”, de los que sólo como muestra mencionaré a #LadyProfeco, #LadyAeropuerto, #LordFerrari, #LordAudi, #LadyOperada, y #LordMicrobús. La primera, hija de ex-director de Profeco; la segunda, senadora perredista; el tercero, empresario prepotente; el cuarto un ni-ni soberbio como muchos; la quinta una chica que justificaba su infracción a la ley por estar recién operada de la cara; y el último, un chofer de pesero y rey del camino.

¿Qué significan, qué representan las ladies y los lores? Son personas como todas (aunque ellas se sientan diferentes) quienes, arrogándose privilegios o prebendas que piensan les corresponden, agreden sin consideración a los demás. Unos y otros significan la degradación social, donde el orden y el respeto a las normas han caído en el desprecio. Representan una nación en crisis porque se han agotado los referentes, es decir, las figuras institucionalizadas, antes admiradas (el profesor, el policía, el licenciado, la iglesia, el ejército, el presidente, el doctor, la familia), que ya no sirven como orientadores porque ellas mismas han construido su falta de legitimidad y credibilidad.

La vida cívica es casi un mal chiste. Hoy, las “instituciones” nos enseñan que, de lo que se trata, es de hacer propio lo más que se pueda y pasar por encima de quien se oponga. Al grito de “primero yo, y luego yo”, se desata la avidez por acumular, principalmente aquello que no se merece. El servicio público honesto queda para los tontos; ¿Verdad, señores gobernantes, legisladores, funcionarios, y otros tantos servidores públicos?

El semanario Desde la Fe tiene razón en manifestar gran molestia, pues frente al lamento y reclamo ciudadano las autoridades hacen la política del “ni los veo ni los oigo” (Salinas dixit); y ahora se le agrega el, “ni les respondo”… aire del nuevo PRI. Asimismo, porque en los últimos tiempos, varios de los miembros de la grey católica han sido asesinados. Y no solamente eso; el pacto con el gobierno, que renació y se consolidó con el salinismo, se ha ido al despeñadero de forma acelerada por el apoyo gubernamental a la libertad de unión entre parejas del mismo sexo, a lo que el catolicismo pre-renacentista de la actualidad se opone tajantemente.

Tiene razón el divulgador católico porque el discurso simplón, que surge desde las oficinas a cargo de la seguridad sobre “la falacia” del repunte de la violencia, es señal inequívoca de que el licenciado Osorio ya mandó su deber al basurero. Hoy, está dedicado en cuerpo y alma a fortalecer su candidatura a la presidencia a partir de 2018, “aunque la casa esté en llamas”. Sí, ese es el estilo del PRI, pero del viejo, el que nunca se irá aunque ahora se disfrace de “nuevo”.

Le asiste el buen juicio al semanario Desde la Fe cuando afirma que la inseguridad y la violencia no son más que reflejo de fenómenos como corrupción, economía depauperada, falta de oportunidades, etcétera. Pero eso es lo de menos para Osorio y gente que le acompaña. Si al presidente no le importa, ¿por qué a él debería concernir? Y es lo de menos para gobernantes como Moreno el de Puebla y Mancera el de la ciudad de México, quienes ya se ven también como presidentes en 2018. Y así es para el resto de gobiernos y autoridades estatales y municipales a lo largo y ancho del territorio. Si en Los Pinos no hay inquietud porque la casa esté en llamas, ¿por qué a ellos debería preocuparles?

Para acabar pronto, tienen excusa los lores y las ladies; pues su reprobable comportamiento solamente hace eco a la conducta cínica e impune que se practica en las más altas esferas del poder. ¿Qué queda, entonces; a dónde mirar? ¿Linchar a los malosos como ha sucedido en diferentes sitios, o cortarles las manos como ocurrió recientemente en Jalisco? No lo creo; sería igualarse con aquellos que actúan al margen de la Ley.

He comentado en aportaciones previas que las soluciones a nuestros problemas deben surgir desde la base ciudadana; no debemos seguir cruzados de brazos y esperar que los gobernantes y los políticos se iluminen, aunque sea una vez en su vida, con una genialidad en bien del pueblo. En todo caso, gobernantes y políticos deben ser y actuar como facilitadores, no como rectores. La rectoría de lo público debe recaer en los ciudadanos organizados.

Y respecto al tema de la ciudadanía, sirve recordar que ésta va más allá del ir a votar. El voto es apenas el inicio. Ciudadanía plena implica diálogo, reconocimiento del otro, acuerdo, organización, y fortalecimiento político; todo, en un contexto de derechos y responsabilidades. No es algo sencillo ni rápido, pero en mi opinión, es la vía… o ¿dejamos todo en las manos de Osorio, Andrés Manuel, Mancera, Moreno, Graco, Margarita, o Eruviel? O ¿le apostamos al Bronco, al zapatismo, a Joe T. Hodo, o a cualquier otro “wannabe” que se apunte en el camino?

Publicación en otros medios:

Plumas Libres 19 de octubre de 2016

Twitter: @RicSantes

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