Elección 2018: el mercado de las promesas

La carrera por el sillón presidencial está en marcha y a medida que pasan los días, los distintos candidatos […] van mostrando más detalles de su programa de gobierno. Pero es habitual que cada abanderado tenga al menos un estandarte como propuesta principal, la gran oferta que le hacen a la ciudadanía. Pero a veces las promesas se cumplen parcialmente o algunas ni siquiera alcanzan a ser presentadas durante la gestión. Por esto es que habitualmente existe escepticismo en gran parte de la ciudadanía respecto de los programas de los candidatos.

(Nota de Maximiliano Alarcón, en Diario Uchile, en la perspectiva de los comicios presidenciales en Chile, 14 de junio de 2017)

En las primeras horas del viernes 30 de marzo, inició formalmente la carrera por la presidencia de la República ente cuatro contendientes. Y aunque el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, y del oficialismo, José Antonio Meade Kuribreña, optaron por arrancar campaña este domingo 1º. de abril, los otros dos –el abanderado del Frente PAN-PRD-MC, Ricardo Anaya Cortés, y la candidata Margarita Zavala de Calderón, que va como independiente–no dejaron pasar un minuto del período autorizado para iniciar.

A partir de este domingo, cuando ya los personajes han mostrado parte de su estrategia y potencial, hay mayor claridad de similitudes y contrastes en las formas y propuestas de unos y otros. En primer lugar, los sitios de despegue. Anaya Cortés tuvo su primer acto en Expo Santa Fe, sitio exclusivo con todas las comodidades, anteriormente llamado Expo Bancomer Santa Fe. La ex-panista Zavala de Calderón se hizo del lugar de encuentro del panismo tradicional, el Ángel de la Independencia. Meade Kuribreña, por su parte, tuvo acto en el no menos cómodo Centro de Convenciones Siglo XXI, de Mérida, Yucatán, entidad gobernada por el PRI. En tanto, López Obrador se desplazó a Ciudad Juárez, Chihuahua, entidad gobernada por el PAN, y arrancó campaña a los pies del simbólico monumento a Benito Juárez, inaugurado el 16 de septiembre de 1910. La lectura de partida es que, los candidatos del Frente y del oficialismo optaron por mostrarse en ambientes seguros y controlados; en tanto que Zavala de Calderón y López Obrador prefirieron presentarse en sitios históricos, emblemáticos, y a “cielo abierto”.

Las crónicas en medios ya recogen las asistencias que hubo en cada evento, así como los mensajes ofrecidos. Destaca en al menos los tres abanderados de partidos la propuesta de combatir la corrupción, ese flagelo tan exacerbado en el actual régimen y que tanto daño ha causado al país. Sin embargo, parece que tal oferta surge como si los candidatos estuvieran convencidos que nacen apenas en la escena pública, como si los ciudadanos les conociésemos únicamente desde ahora. ¿Creen realmente que su planteamiento de acabar con los males de México, muchos de los cuales giran en torno a la corrupción y la impunidad en las más altas esferas del servicio público, se los hemos de tomar como sincero al cien por ciento? Tal vez más al abanderado de Morena que al resto.

En campaña, los políticos de siempre prometen las maravillas de siempre. No obstante, es patente que no toca a ellos, sino a los ciudadanos, informarse suficientemente sobre la posibilidad de que cumplan sus promesas. Es fundamental revisar la historia de cada uno de los suspirantes a la silla presidencial y preguntarnos: con los antecedentes estudiados ¿quién merece mi voto?

El asunto de la corrupción es uno de los muchos que hay pendientes en la agenda; aunque hay otros, iguales o más importantes, inclusive. Por caso, la agenda social. ¿Quién de los contendientes está comprometido con la educación, la salud, la alimentación, y el empleo?

Habrá que analizar quién garantiza políticas públicas que:

1) Mejoren la educación. Que no se decida desde arriba sino que se involucre de manera decisiva a educadores, padres y educandos.

2) Revitalicen la asistencia pública con servicios en salud de calidad para la mayoría de la población. Que no se privaticen servicios para el beneficio de unos cuantos.

3) Privilegien el renacimiento del campo y, con ello, el consumo de productos nutritivos y propios. Basta ya de mexicanos obesos, desnutridos y débiles por consumir chatarra.

4) Permitan que la mayoría de mexicanos tengan acceso al empleo con ingreso digno y suficiente. Contar con un empleo decoroso fortalece la autoestima y hace sentir confianza en los potenciales de desarrollo personal.

La agenda social es una cuenta pendiente del Estado mexicano, que fue olvidada desde la imposición de políticas neoliberales, adoptadas irracionalmente sin considerar el contexto nacional. El nuevo gobierno deberá rescatarla y procurar, desde el primer momento, el desarrollo de capital humano y social. No hay otra manera de salir del atolladero.

La inseguridad es otra queja principal; pero ya hemos visto que con más armamento, patrullas y parafernalia adicional, y con mayor despliegue de policías, militares y marinos en las calles, no hay solución. Al contrario, ya han muerto muchos inocentes. La violencia es manifestación de un problema de fondo profundo. Hay que ir a las causas.

La crisis institucional actual es resultado del reprobable soslayo de la satisfacción de las necesidades elementales de la población por parte de gobiernos vacuos, mentirosos y apátridas. En tal suerte, gobernantes y políticos pueden prometer el sol, la luna y las estrellas. Pero el pueblo ya no les compra tan fácil.

No hay duda que los mexicanos son personas nobles y de bien en su mayoría (de eso han abrevado los gobernantes corruptos); pero también son creativos e inteligentes. Por ello, alejados de filias y fobias, debemos pensar que el 1º. de julio tenemos una responsabilidad mayúscula: tomar la decisión que mejor convenga a todos.

 

Fuente de imagen: UniradioInforma.com
Twitter: @RicSantes Fecha de publicación en otros medios:

Plumas Libres, 2-abr-2018

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